Colocristianismo
Paraguay, para el mundo, es un país en la categoría: parcialmente libre. Sí, tenemos democracia electoral, pero, garantía de libertad aún no.
La educación pública además de no ser laica, tiene una fuerte tendencia colocristiana, un cristianismo fanatizado, enquistado de coloradismo partidario.
Éstos colocristianos se erigen como las únicas voces, las únicas realidades, como representantes de todas las familias, como supuestos defensores de la nación y de la patria potestad, pero lo que realmente buscan es el control sin medida.
El colocristianismo en su rama fascista, crea un silencio generalizado sobre sí mismo. Atraviesa la vida cotidiana de miles de personas con el miedo a perder el trabajo, a perder clientes, a perder amistades, a perder relaciones; o, a no conseguir espacios por no apoyar públicamente éstos poderes nefastos.
La simbósis entre el cristianismo fanático y el partido colorado es perfecta, se aprovechan mutuamente para mantenerse en el poder, como una putrefacta religión partidaria que consume nuestra calidad de vida.
Hoy, éstos dos grupos fanáticos, fusionados, llegan al poder político financiados por corruptos, narcotraficantes y grupos retrógrados nacionales e internacionales, para atacar la poca ciencia y los pocos DD.HH. conquistados en el país.
Para los colocristianos y similares, sus hijos e hijas no son personas sujetas a los derechos humanos y además no merecen saberlo. Sólo su dios vaticano y ellos mismos, tienen la capacidad proteger y desarrollar de manera exclusiva esas vidas.
La mayoría de los colocristianos, construye y cría sobre los restos de una educación en dictadura, desconociendo el ejercicio y la práctica de la libertad, acorde a cada etapa de la vida en familia y al desarrollo armónico individual. El Estado, es decir, la versión del Estado que crearon a imagen y semejanza de sus textos místicos, recién puede hacer parte de éste proceso después de cumplidos los 18 años.
Los colocristianos se encargaron de congelar la educación pública con ideas ya refutadas o simplistas, ignorando por completo los avances sociales y científicos. Poniendo en peligro también la vida de nuestra prole por la falta de información y protección reales.
De paso, las demás familias que somos diversas, no teístas o teístas de corrientes diferentes, no existimos en las políticas públicas. Incluso los espacios públicos están captados por el colocristianimo, con un sin fin de carteles y estatuas.
Nos queda claro que la porción parcialmente libre de la democracia, la robaron los colocristianos y cuando dicen que “vamos a estar mejor”, se refieren, como ya lo recalcaron, exclusivamente a ellos mismos.
Si no exigimos activamente un completo Estado Laico, empezando por la Educación Pública, seguiremos acorralados por éstos terroristas de Estado disimulados.